viernes, 27 de julio de 2007

1986


Diario La tercera 24/11/86
Fue galardonado con premio municipal
Fuerte influencia italiana se advierte en nueva pintura
Destaca artista Alvaro Donoso

VALPARAÍSO (Berta Morales, corresponsal).- Pintor, grabador, dibujante, poeta y escritor, pero por sobre todo un hombre que ha dedicado su vida a la difusión de la plástica y a incentivar nuevos valores es Alvaro Donoso, director desde el año 59 de la sala "El Farol" de la Universidad de Valparaíso, a quien la Corporación Cultural de la V Región concedió el premio 1986, en la categoría personal, galardón que recibirá el jueves 4 de diciembre en una ceremonia en la Casa de la Cultura en Viña del Mar. El premio se concedió por su eficaz contribución al desarrollo cultural de la región y la importante labor docente en su especialidad.
Ya en 1968 uno de sus grabados fue adquirido por el Museo de Arte Moderno de Nueva York, Estados Unidos, donde sigue en exhibición; también grabados suyos forman parte de la colección del Museo Nacional de Bellas Artes.
AGRADECIDO
Encontramos a Alvaro Donoso en la sala "El Farol" que ya se ha transformado en su segundo hogar y ahí nos dijo: "La verdad es que he recibido muchos premios, pero éste es el que me causa una mayor satisfacción, porque ' es un reconocimiento a la labor cultural iniciada en 1960, organizando exposiciones, como jurado de concursos, ayudando a surgir nuevos valores. Realmente estoy muy agradecido de la Corporación Cultural dé la V Región".,De todas las expresiones del arte que cultiva, nos cuenta que le atraen más la pintura y el dibujo, aunque también ha tenido aciertos literarios y teatrales.
INFLUENCIAS
Viviendo en estrecho contacto con los jóvenes valorea de la pintura.. Alvaro Donoso reconoce que en los últimos dos años se ha registrado en la zona un repunte cultural. "La mayoría está muy influido por el transvanguardimo italiano o neoexpresionismo, pero esperamos que e través de esta influencia adquieran tu propio estilo, porque no podemos incorporar a nuestro arte una realidad tan diferente como la de Italia".
LOS NUEVOS
Dentro de los nuevos valores, que aseguró darán mucho que hablar en el futuro en Chile, destacó a Mario Antonio-Ibarra Catalán, a quien calificó como uno de los más importantes de la nueva generación en la pintura; mientras que en la gráfica están Jorge Barbagelatta y Juan Zúñiga Contreras y en la escultura Iván Cabezón.
En cuanto a consejos para quienes recién se inician, señaló que lo primordial es mucha constancia. "Una obra -dijo- consista en 90 por ciento de transpiración y 10 por ciento de inspiración".
________________


Diario El Mercurio-24/11/1986

Pioneros de la "mala pintura" en Valparaíso.—
Los 14 que se atreven
Por Eugenio Rodríguez
Fotos de Roberto Gutiérrez

El crítico Ricardo Bindis habló de "una explosión que entusiasma por su valentía y polémica posición", al comentar la muestra "La última playa", 14 Pintores Porteños, que se presentó durante septiembre en el Instituto Cultural de Las Condes en la capital.
La misma muestra está abierta al público desde el martes 4 (hasta el 4 de diciembre), en la Sala de Viña del Mar, de Arlegui 683 para que el público de la Va Región vea estos valores de la pintura porteña concentrados y no dispersos como en exposiciones anteriores.
Los 14 nombres (en orden alfabético) son: Eduardo Ahumada,, Ana María Bórquez, Juan Brito-Pastor, Eduardo Esteban Carametro, Rober-to Cárdenas, Catalina Espinosa, Antonio Guzmán, Mario Ibarra, Espe-ranza Kalajzic, Patricio Maureira, Andrés Merino, Andrés Montenegro, Edwin Rojas y María Ester Saldivia.
El rango de sus edades fluctúa entre los 23 y los 30 años, aun cuando hay alguno que tiene "algo más". La mitad de ellos nació en Valparaíso o la región. Los otros en Santiago y hasta en Punta Arenas. Residen y trabajan acá, pero lo que más les une es la "escuela" pictórica, la inquietud de hacerse universales desde la provincia y hasta los detractores que desde los rincones disparan dardos envenenados contra estos cultores de la llamada "mala pintura".
El germen grupal estuvo en las aulas de la ex Academia Pedagógica, hoy Universidad de Playa Ancha de Ciencias de la Educación, en torno a José Basso.
Pasan por una etapa de entusiasmo desbordante. Unos se saben y otros se sueñan con el talento suficiente para remontar la gruesa corriente contra la cual el artista siempre estará luchando. "Desean nutrirse del ambiente callejero", como escribió Ricardo Bindis, "y se expresan plásticamente con la más atrevida expresividad".
Hicieron eclosión en la Bienal Internacional de Arte de Valparaíso 1983, oportunidad en la cual todos los que se presentaron fueron seleccionados. Ese es un hito que marca el inicio de esta escuela, según su decir. Luego se siguen agrupando, porque en ese tiempo no se juntaban
todos los que hoy van de la mano pop la vida y las exposiciones. Y las puertas siguen abiertas, porque al grupo pueden unirse todos que se sientan interpretados, dicen.
Se congregan en torno a Pepe Basso para conversar, intercambiar puntos de vista, escarbar en la historia del arte, decirse cosas. Lo hacen en un taller, en la calle, donde sea. Pinta cada uno sus propias inquietudes y angustias, pero cohesionados en ésta, que ha sido calificada como la primera escuela de pintura porteña en muchos años, algo que no se veía desde los tiempos de Camilo Morí y los suyos.
"La última playa" —que no habrá de ser la última muestra, se supone— los tiene a todos juntos en Viña del Mar. ¿Será otro hito como el de 1983? ¿Qué cosecharon de su paso por el Instituto Cultural de Las Condes y qué esperan de la Ciudad Jardín?.


__________________


Diario El Mercurio de Valparaíso- 06/10/86

Comentario.—
Octavo Concurso de Arte Joven 86

Nuevamente hemos tenido oportunidad de apreciar el resultado del Concurso Nacional de Arte Joven organizado por la Universidad de Valparaíso en su octava versión. Lo presentado corresponde a una mínima parte de lo que concursó donde al decir de un integrante del jurado en el catálogo "de la maestra: "... Comparece de manera predominante la pintura, en menor medida la escultura y casi sin presencia las realizaciones dé la gráfica...". Agrega: "... La gráfica y el grabado no son sustantivos ni sustanciosos en el conjunto escogido...". A estas acertadas opiniones agreguemos que el resultado general es discreto y no ofrece obras y figuras que den la necesaria notoriedad a un concurso destinado fundamentalmente a gente joven.
Analicemos algunas obras concursantes y premiadas:
Juan Godoy (mención). "Obra cultural de recomposición", emplea materiales de mala calidad y muy poco plásticos con el uso de figuras históricas no consigue sostener una imagen coherente.
Peter Kroegel (mención). "Cuatro tablas para Valparaíso", es una obra de tipo mural, plana, predominan los colores grises y .ácidos con elementos en dispersión.
Mario Antonio Ibarra C. (mención). "Se abrió la ventana". Se destaca por la sensualidad y hasta la brutalidad de las expresiones, su pintura es de lo mejor en el concurso. El artista se sitúa como de lo mejor que produce la plástica regional. Los defectos del dibujo son superados con creces por la intención y por la fuerza del colorido. Su obra se sitúa acertadamente entre la figuración y la expresión con marcados signos de erótica sensualidad.
Eduardo Ahumada (mención). "Niño de población y Arcángel". Es evidente el desarrollo de este joven valor artístico de una marcada trasvanguardia que le valió antes otro reconocimiento. Ha evolucionado a una expresión mucho más personal, situando sus temas en un ambiente que es una interpretación de Valparaíso. Le cabe si desprenderse de una influencia chagaliana evidente.
Omar Gática. Se nos presenta con un díptico que muestra un claro descentramiento de la expresión. Situado dentro de la trasvanguardia refleja un carácter y una personalidad muy particular que lo sitúan entre los mejor de la plástica chilena actual.
Susana Cox. Con sus bailarinas (tríptico) resulta acertada en tres pinturas de pequeño formato en que utilizando una temática muchas veces realizada en el pasado logra hacer con el tema una composición y expresión individual con un acertado fondo texturalizado en que sitúa sus personajes en movimiento.
Diego Hernández, muestra lo que se llama una mala pintura y si ese fuese el objetivo está plenamente conseguido tanto por el nía! uso del color como la insinuación de una idea religiosa, lo que no cambia en nada la calidad total de la obra.
Gonzalo Ilabaca aparece reiterativo sin una necesaria evolución de lo que está pintando de hace años. Lo observado es inferior a sus obras trabajadas sobre latón y que tanto le caracterizan.
Jaime León se muestra como un artista plenamente maduro como lo hemos apreciado en otros concursos, es otra figura destacada de la plástica joven nacional. Su participación en el concurso y su presencia en la zona contribuyen a elevar nuestro quehacer cultural.
Felipe Merino. Sus trabajos dentro de la buena figuración con fuerte presencia del grafismo y aguadas de color reflejan una maestría poco común. Obras de gran formato plenamente realizadas tanto en lo técnico como en lo conceptual. Sin duda son de lo mejor del concurso. Lamentablemente no recibieron reconocimiento del jurado.
Edwin Rojas aunque presenta problemas no resueltos en la composición, su temática lo señala como uno de los buenos artistas de Valparaíso, cuyo desarrollo ha sido ascendente.
Negativo es el caso de Iván Duran y Claudia Wells que se aprecian como principiantes, lo que hace desmerecer la muestra.
En gráfica destaca notoriamente el porteño Jorge Barbagelata con su "Valparaíso 1886-1986", quien muestra una reiterada calidad. Su trabajo merecía una distinción. Es de fuerte e intensa impresión con una sugerente visión de Valparaíso.
Los demás aparecen muy regulares en el conjunto, algunos confusos, débiles e incluso Cecilia Otero con una desafortunada proyección de su maestro Francisco de la Puente.
La escultura ofrece un panorama más desalentador. Se destaca sobre todo, Iván Cabezón , ganador del concurso anterior. Ahora con tres obras cuya evolución lo lleva a trabajos con claras alusiones a instrumentos orientales, biombos volumétricos y armaduras de guerreros utilizando su material que le ha dado característica: La chatarra. Ahora muestra mayor fuerza, mejor aprovechamiento del material, mas sutileza e incluso una dificil finura unido todo a una impecable presentación. Es sin duda nuestro valor porteño más relevante con obras que abren la senda de un resurgimiento de la escultura tan decaida , en la ultima decada.
Carlos Figueroa con una ejecución y presentación impecable dentro del conceptualismo aparece como el otro escultor destacado en la exposición.
No ocurre lo mismo con el resto, se ve la utilización de malos materiales en Carlos Navarrete (cartón y pintura) y Sergio Cerón,( bronce y madera) desafortunados en la técnica y nada que decir en lo conceptual. En general los escultores presentados oscilan entre dos extremos. Así el premio de honor fue otorgado a José Vicente Gajardo por su obra ejecutada en granito, seguidor de tendencias volumétricas y ornamentales de la década del 60 su orientación característica de la Universidad de Concepción heredada de una antigua influencia de la Escuela de Canteros que ponía más énfasis en una técnica purista y artesanal antes que en una adecuada expresión estética, queda de manifiesto en la obra premiada.
El resultado del concurso sigue la senda del anterior. Faltan figuras importantes de la plástica joven a nivel nacional, reiteramos lo bajo de los premios y la conjunción de un jurado dispar aunque de buenos niveles individuales que ofrece un resultado cuyos efectos hemos analizado.
Carlos Lastarria Hermosilla

________________


1987


Arte y letras, del diario El Mercurio 18/01/1987
La Difícil Ingenuidad, Un Concurso
Por Waldemar Sommer

Parte de los participantes seleccionados y todos los premiados de una justa plástica convocada por la Universidad de Valparaíso, durante la primavera última, se muestran ahora al público santiaguino —Galería de la Plaza—. Se trata del Octavo Concurso Nacional de Arte Joven. Aparecen escasos nombres conocidos. Tampoco abundan las personalidades definidas. Mucho epígono, en cambio, de nuestros grandes artistas jóvenes. Destacan, eso sí, unos cuantos nombres. Jaime León, en primer término. La atmósfera sugerente, densa, que emana de su políptico, de ascética coloración, pero de claroscuro y tonos neutros muy ricos, proclama la experiencia de una verba independiente, madura.
Entre los pocos y casi nada atractivos escultores del concurso, una excepción, Carlos Figueroa. El carácter simbólico y las síntesis formales de su "cena" están bien concebidos y manifestados, aunque para actuar sobre el espectador necesita un amplio espacio vacío a su alrededor. Respecto al Gran Premio del certamen, la pieza en granito de José Vicente Gajardo, no pudo viajar por razones de peso y no resulta posible juzgarla por fotografías.
Un nombre nuevo en las disciplinas de dos dimensiones, Mario Antonio Ibarra. Logra él imponerse a través de un bien pintado lienzo, de sensibilidad expresionista y vigor considerable. Por su parte, Peter Kroeger obtiene con los gruesos trazos negros de su pintura un vago y curioso efecto de xilografía. Compuesto satisfactoriamente, este cuadro posee, no obstante, una zona confusa: la constituida por las formas que se aglomeran sobre el arco estructural derecho de la tela.
Josefina Guilisasti, mientras, ofrece un correcto estudio pictórico de doble personaje visto de espaldas. De Ornar Gatica se han expuesto obras neoexpresionistas más enjundiosas que su actual díptico. Pese a algún encanto en el detalle,el par de pinturas de Eduardo Ahumada, para terminar, tiene mucho de ilustración y de estampa chagallesca.
El enorme y merecido interés que hoy día despierta en todo el mundo la pintura ingenua, la convierte en atributo artístico de lo más apetecible. Así no faltan autores que, intelectualmente, ceden a ella como intermediario creador, por ajena que resulte a su sensibilidad. Por otro lado, las galerías de arte, de un modo periódico, están proponiendo —sobre todo en las principales urbes internacionales— flamantes descubrimientos de semejante clase; por desgracia, no muy a menudo la calidad de su producto consigue convencer. Es que el artista candoroso no se hace, nace. Sin embargo, debe reconocerse que las fronteras que delimitan ese ámbito de expresión tan particular son, a veces, harto brumosas. En Chile tenemos un caso magnífico en tal sentido. Asimismo, nuestro país cuenta con toda una pléyade — vivos y muertos— de cultores innatos de la ingenuidad.
Una demostración tangible de lo que acabamos de decir puede hallarse en la actual exposición de Galería La Fachada. Conviven ahí, junto a quienes recurren — en ocasiones rarísimas, con acierto— al recetario naive o a quienes sólo ostentan una aproximación más o menos relativa a espíritu primitivo, naifs indudables. Y en este último caso, cada uno de ellos se convierte en un microcosmos singular, de perfiles propios. Ubicamos viejos conocidos y otrqs que resultan novedad: María Luisa Bermúdez, Federico Lohse, Carlos Paeile, Arturo Rojo, Elisa Castro, Carlos Aceituno.
Bermúdez surge, esta vez, menos fantasiosa, apegándose a una realidad más bien pedestre; solamente el "florero" y su contrapunto ornamental proclaman las virtudes extraor-dinarias de la autora. Un frutero de bello colorido y el jarro, que incluye un inesperado par de plumas de pavo real, nos hablan de los méritos de Paeile. Si en Lohse el feísmo es ante todo formal — ¡qué crudeza de factura!—, sus imágenes pueriles encierran un ánimo naif muy puro. En cuanto al repertorio marinero de Rojo, aquí los "botes en alta mar" se convierten en una variación seductora. Castro y Aceituno resultan artistas mucho más recientes. Frente a los logros desiguales de sus compañeros de sala, el encanto de las descripciones ciudadanas, miniaturistas, morosas del segundo sabe mantenerse a través de los cinco lienzos con el barrio Bellavista como modelo. En Castro se da una audacia de concepción, simple y elemental. Su "maceta de flores" cuaja con plenitud esa característica. Otros participantes de esta muestra revelan, como anunciáramos antes, vínculos relativos — en mayor o menor grado— con la ingenuidad. "El alférez", de Guillermo Torres O., comparte, sin duda, el caudal de los pintores naifs, además de lucir un acorde cromático de vibrante limpieza. Menos próxima a aquéllos está Bernardita Zegers, cuya pequeña naturaleza muerta surge deleitosa. La novel Andrea Carreño, entretanto, deja asomar cierta dosis de surrealismo conceptual, que se materializa con bastante mayor riqueza de imagen en su pintura con un frutero sobre mesa, y al lado de la ventana. Todavía más lejanas que los anteriores parecen las dinámicas ornamentaciones de Livio Scamperle.
Francisco Muñoz y Gustavo Naranjo plasman la voluntad consciente de -expresarse mediante la verba nai've. Hasta cierto punto, eso lo consigue mejor Naranjo: hay equilibrio y alguna gracia en sus figuras al borde del agua y en la "caída de Adán". Muñoz, por el contrario, denota pesadez y abigarramiento en sus cuadros. Sin embargo, un hálito misterioso nace del fondo verdoso y de los espectadores de un vigoroso "circo" suyo. En lo que se refiere a las estampas de Lucía Pardo, éstas dependen demasiado de fórmulas pictóricas caribeñas. Finalmente, a Mario Atalah, fuera de hallarse en una órbita bien distinta a la primitiva, le falta aún desarrollo plástico bajo un orientador adecuado.

______________________________________________________

1988



Catalogo exposición Individual (Mario Antonio Ibarra)
"así, no mas ", Sala EL Farol,
Universidad de Valparaíso,
17 de Junio - 15 de Julio 1988

"Desde aca abajo dedico esta exposición a mi amigo Andrés
Merino."

____________________________________________________


La Estrella de Valparaíso 22/07/88
Mario Antonio Ibarra
Por ENRICO BUCCI

Mario Antonio Ibarra expuso en la sala El Farol una serie de óleos que tituló "Así no más". Dedicó la exposición a su amigo Andrés Merino. ¿Un profesor de pinturas?
Esta fue su primera muestra individual. Una muestra contundente en cantidad; en cuanto a calidad, le sobra oficio y audacia para su nivel. Diría que Mario A. Ibarra es un joven pintor con garra de artista. Veamos porqué.
Sus composiciones son audaces, manejando la cara del lienzo con una profundidad especial poco común en jóvenes de su edad. En la pintura que tituló "Local a la bala", en la micro, ubicó una serie de personajes, con expresiones y miradas dentro de una profundidad que nos da la impresión de estar viviendo la escena. Pero, el alarde no es la profundidad sino la caracterización de cada personaje que nos resulta familiar, pues todos los días nos encontramos con ellos en la micro. Dibujo, color, espacio y expresión forman una obra interesante dentro de lo producido por jóvenes de su edad.
"La citrola", "Mujer y guagua", "La pura tele", "El arregla techo", "Hace frío" o "Escupiendo a las palomas", son pinturas de la exposición que admiramos por los recursos pictóricos y composicionales. Otra serie que, ubicó en un rincón del fondo de la sala, nos completó la intención mordaz, de crítica social, con toques de humor que acentúa con color y díbujo.
Esta primera exposición individual de Ibarra es un buen comienzo. Qué ganas de saber qué tiene en mente para la próxima muestra. Los problemas que lo inquietan nos interesan, pero más nos interesa la forma de exponerlos'. Sin duda él nos demuestra que ya tiene su sello, característica que ojalá no pierda. La otra sorpresa sería que cambiara de tema, pero igualmente re-conoceríamos su pintura.
Invito a Mario Antonio Ibarra a preparar una nueva exposición para fin de año. Sé que es un desafío. Pero la vida está construida de desfíos, con mayor razón el arte. ¿Qué te parece Mario Antonio? Estaré aten-to a tu labor artística, a tu pintura, a tus ideas. Hasta diciembre próximo, entonces.

________________________________________________




la Sala "El Farol"
Pintura trágica de un artista joven
Por Luisa Ferrari

Hasta fines del mes se encuentra abierta al público la exposición de pinturas del artista porteño Mario Antonio Ibarra, en la sala El Farol, calle Blanco 1113, que refleja angustia y lucha diaria por el existir.
La muestra está dedicada, según el catálogo, "Desde acá abajo a mi amigo Andrés Merino".
Consultamos por la dedicatoria, y nos dice que Merino es el pintor que hace algunos meses murió quemado en su casa de Valparaíso, que fue consumida por el fuego. "Lo encuentro algo muy trágico para cualquier persona, especialmente para un creador -señala-, por eso se la dediqué a él".
Explica, enseguida, que en sus cuadros trata de expresarlo que son todos los días, "los días pasan para uno, para usted, para ella y para todos".
Refiriendose a la angustia que reflejan las caras de sus personajes, dice: "Es que ahora no hay alegrías , hay pura angustia , angustia de los problemas de todos los días, de que hay que conseguir lo necesario, y las cosas no se consiguen en forma fácil, hay que que luchar por las cosas ahora".
Explicándonos su concepto del arte, agrega: "Lo que yo hago son todos mis días; para mí el arte es una forma de vida, yo lo vivo así y así lo hago, bien hecho o mal hecho no importa, lo estoy haciendo porque lo estoy viviendo y eso que estoy viviendo quiero expresarlo, y la única manera de poder expresarlo es pintándolo.

__________________________________________________________________

1989


Diario Nueva Voz - 20/10/1989

En que andan los jóvenes
Texto Eduardo Correa

Existe un renacimiento de las artes visuales de diverso pelaje y por ahí rondan caras nuevas y proposiciones renovadas.

Renacimiento de la actividad plástica en Valparaíso, artistas nuevos y no tan nuevos que viven el final de los ochenta creando imágenes que atrapan por asalto a los espectadores tranquilos, que buscan descanso y reposo en la pintura; no aventuras casi rockeras con ángulos agudos y colores chillones.
En Valparaíso existen dos importantes centros de formación artística: la Facultad de Arte de la UPLA y la Escuela de Bellas Artes, además existen centros y academias privadas, aparte de los otros centros de enseñanza del arte en Viña del Mar (Escuela de BBAA) y región. Surgen talleres privados en ma-nos de los propios creadores o asociados a organizaciones de distinto tipo.
Por otra parte, dos eventos importantes resaltan la actividad de las artes visuales en la zona: el Encuentro de Arte Joven de la Universidad de Valparaíso y la Bienal Internacional de Arte, donde prima el arte joven nacional y donde están entrando fuertemente nuestros nuevos pintores. Distintas salas de exhibición cobijan a nuestros artistas plásticos.
ANIMO DE APERTURA
Entre las nominaciones de «pintura», «artes plásticas» y «artes visuales», la tendencia es a aceptar como más universal esta última, pues abarcará toda manifestación visual incluyendo graffitis, (rayados murales), instalaciones, acciones de arte, video y cuadros propiamente tales que siguen manteniendo soportes tradicionales.
Poco a poco, las conservadoras salas de exposición empiezan a aceptar estas nuevas propuestas, desconcertantes para los más tradicionales que no ven en ellas sino mamarrachos.
Es que nuestro arte varió desde los antiguos salones de Primavera y Otoño, y este cambio obedece no solamente a simples imitaciones, sino también a una sensibilidad distinta que empieza a sentir la precariedad y lo fragmentario de la existencia cotidiana.
Durante los inicios del 70, Valparaíso se llenó con los murales del Instituto de Arte de la Católica. Figuras geométricas de colores hoy se destiñen aún en los cerros. Luego vienen las brigadas muralistas: aún se recuerda un enorme mural en Capuchinos y otro en la playa Las Torpederas. Más tarde surge en Santiago el conceptualismo y acá en Valparaíso tiene poco eco. Lo que renace con más fuerza es la pintura-pintura; la vuelta al soporte tela y a los materiales tradicionales.
NUEVA GENERACIÓN
Ahora es una geometría distinta, proposiciones más estéticas que didácticas.
La característica de nuestro territorio pareciera ser la diversidad; la coexistencia de formas distintas del quehacer artístico, conviven así una tradición de artistas de renombre y sólida formación con jóvenes y no tan jóvenes, que indagan en los terrenos de la imagen, proponen formas nuevas de ver o terminan escribiendo con spray "Sandra te amo" en los cerros de Valparaíso.

Ariel Pereira, José Basso, Iván Cabezón, Archlbaldo Rozas, Eduardo Ahumada, Edwin Rojas, Claudio Francia, Roberto Cárdenas, Mario Ibarra, Claudia Cataldo, Gabriela Vindigni y tantos otros pintores y artistas, son los que empiezan a configurar el mapa de nuestra geografía de la imagen.
Eduardo Correa

____________________________________________________________

1990




LA NECESIDAD DE FORMULARSE EN LA "COLÉ" -> DESDE UN PUNTO PARA LLEGAR A OTRO. ADUANA: DECLARAMOS TODO, CASI TODO; MENOS NUESTROS DESEOS MAS PROFUNDOS. HASTA EL PUERTO, RECALADA PELIGROSA. A BABOR LOS SUEÑOS, A ESTRIBOR LA PERMANENTE MAQUINA DEL DESEO. A SUBIRNOS AL COLECTIVO. DONDE EL CHOFER ES UN ÁNGEL CON ALAS MAGENTAS. NI RETROVISOR NI NADA. CIEN PESOS ONLY.
EDUARDO CORREA


________________________________________




Catalogo Exposición "La flor de la tuna" ,
Colectiva:
Lalo Hofmann/Mario Ibarra(Paté)/Cristian Nuñez/ Toti Meer/Carlos Trincado

Sala El Farol , Chile-30/11/90
Texto Marcelo Mayorga

No hay nadie más, solo las telas de cinco pintores jóvenes colgando en una sala desierta, bailando las danzas de la creación sobre unos territorios inmensos, uniendo la tierra con el cielo a través del fuego, los cinco pintores que exponen son como los dedos de cristal del gigante de Rohdas, cada uno dueño de su propio refiejo,combinados en una muestra colectiva que se agita sacando el
sopor de inmovilidad que agota a este puerto perdido en el fin del mundo, perdido en el otro lado del tiempo, los asistentes mirarán, callarán, hablarán o reirán sin notar que por esta vez sus gestos serán sagrados como los de Buhda.
MARCELO MAYORGA

____________________________________________________________


1991

1992


Catalogo Exposición "Pintura Joven" , Sala Viña del Mar , Chile-25/02/92

El yo pintar es un salvaje entusiasmo, un vuelo fijo, explosión y reserva, valorando en la obra la invención de formas reconocible de una manera insólita haciendo desconocidos momentos conocidos. Mario Ibarra(Paté)

______________________________________________________



La Estrella de Valparaíso 29/02/92
Crítica de arte
Pintura joven
Por ALVARO DONOSO

En sala "Viña del Mar" exponen diez jóvenes pintores chilenos, en un saturado montaje donde los óleos bajan por la escalera, comprimiendo al visitante. Algunos artistas son de Valparaíso, otros santiaguinos, sin explicarse la norma utilizada para su selección.
Los autores de este tumulto de 77 pinturas combaten ferozmente en los muros, sin permitir un centímetro de aliento. Tanto así, que han debido colocarse caballetes para exhibir aún más óleos.
El espectador debe adivinar quiénes son los expositores, pues las obras carecen de identificación, estando muchas de ellas sin firma. El confuso catálogo no ayuda, pues no aparece en él mayor información o curriculum.
En suma, el caos que ya se ha hecho habitual en sala "Viña del Mar", cuya categoría ha descendido notoriamente en el último tiempo. Más vale no recordar el reciente mercado persa del arte, cuando aquel sitio se transformó en sucursal de la feria sabatina de avenida Argentina.
De los exponentes, sobresale el porteño Mario Ibarra, que ahora se firma "Paté" por alguna ignorada razón, quizás para confundir aún más al observador. Ofrece once grandes pinturas y vence en esta lucha encarnizada, dominando el lugar. Su color se muestra más limpio e
in-
tenso, y como siempre, con su vigorosa temática expresionista, hoy con una composición de mayor equilibrio, aunque violenta. Rojos y amarillos surgen con desenfreno; los gatos se han convertido en tigres y los apacibles perros de los cerros del puerto, en lobos salvajes.
Lo acompaña en calidad Gonzalo llabaca, de Santiago, que atinadamente ya no se firma "Yuri U.K.". Exhibe seis óleos. Su personalidad se acentúa cada vez, con sus figuras humanas hieráticas rodeadas de grafismos que enriquecen el lienzo. Trozos de tela virgen permanecen al descubierto, aliviando el impacto visual.
Eduardo Ahumada ha experimentado un cambio en su producción. En sus ocho obras presentadas, el color se ha purificado y enriquecido, definiéndose en planos en desmedro de sus temas fantásticos anteriores. Las figuras ya no vuelan, están ahora sólidamente ancladas en tierra, Los personajes ya no tienen alas, permanecen de pie o tranquilamente sentados.
Patricio Bruna presenta una violencia colorística agresiva. Han desaparecido aquellos grises y ocres de antaño. Seres de un bermellón intenso donde el fondo adquiere más importancia que la forma, golpean al abrumado observador. Bruna transita por una etapa pictórica en la cual no lo acompaña la fortuna. En el catálogo indica: "No pinto por encantar o hacer el halago fácil en las pupilas habituadas". Al razonar, lo hace bien.
Ramón Quiroz felizmente se muestra más lírico, un oasis de paz en el maremagnum de la exposición. Dispone de tonos finos y sencilla composición, con diagonales equilibradas, aliviando el ojo y tranquilizando al espectador.
Edgar del Canto, Walter Rivera, Eduardo Mena y Salvador Hernández, abigarrados en su paleta se pierden en formalismos litúrgicos donde sus trabajos son tan semejantes, que turban con la impresión de verse repetidos. En los dos últimos, el negro predomina en demasía, ofreciendo un ambiente tenebroso como las leyendas demoníacas de H. P. Lovecraft.
Por último, vemos a Christian Correa, quien posee individualidad propia. Reflexivo, realista y fácilmente identificable entre la selva llameante de la exhibición, utiliza una técnica depurada, aunque con algunas fallas de dibujo, Para pintar un realismo tan acentuado, el dibujo debe ser perfecto. En algunas telas recurre a una composición básica, dividiendo el rectángulo en dos partes iguales, restándoles dinamismo. En su estudiado oficio, el color aún no lo apoya.
Una exposición enmarañada e irregular, que sólo salvan Mario Ibarra y Gonzalo llabaca, ambos sólidos en su quehacer. En la organización faltó criterio y un buen jardinero con afiladas tijeras de podar, como corresponde a una Ciudad Jardín.

_____________________________________________


La Estrella de Valparaíso 06/08/94
"Levántate y anda"
Por ALVARO DONOSO

Según el evangelio de San Juan, había fallecido Lázaro, hermano de María Magdalena. Cuatro días estaba ya en su tumba cuando llegó Jesús y pronunció estas palabras: "Levántate y anda". Y el muerto resucitó.
Hace falta ahora Jesús que ordene al Concurso Nacional de Arte Joven de la Universidad de Valparaíso un "Levántate y anda", para que este certamen vuelva a la vida que poseía hace cuatro años. Desgraciadamente, aquel esperado milagro no se ha repetido.
Hoy, 58 obras plásticas atiborran la sala "El Farol", comprimidas en dos locales que anteriormente eran tres. La tercera sala fue convertida en oficina.
En esta XIV versión, el montaje del concurso ha sido fatal, como Lázaro antes de la visita de Jesús. Óleos sobre las puertas; sobre la escalera que conduce al inexistente segundo piso; sobre los ventanales a tres metros de altura, lejanías que impiden su visión. Es una exposición para jirafas. Las obras restantes, colocadas en amplias láminas de cartón corrugado, no mejoran la situación, pues producen densas zonas de sombra que oscurecen el lugar.
El certamen está dividido en cuatro secciones: Pintura, Escultura, Gráfica y
Técnicas Experimentales, con una distinción para cada una, más el Premio de Honor "Universidad de Valparaíso". Este recayó en un óleo de Andrés Díaz Contreras, titulado "América". Merece describirse: Una gran tela negra de grueso empaste, donde en su lado derecho está adherida la piel abierta de una gran rata de los cauces porteños. Todo, cubierto por una espesa capa de barniz para que el roedor no escape. Debe recordarse que tal obra es de adquisición e implementará la colección que ya posee la Universidad. ¿En cuál oficina será colocada? Un limitado concepto de América posee su autor.
Quizás por pudor del jurado, el premio de Escultura fue declarado desierto. Los demás galardones principales fueron otorgados a sólo intentos de alguna nueva ciencia aún no clasificada.
En tal maremagnum tres Menciones Honrosas deben destacarse: Robinson Barría, artista de Puerto Varas, presenta una escultura en madera que sobresale entre sus hermanas. Esta vez Barría trabaja el material sin el acabado pulido de sus creaciones anteriores, que les confería mayor delicadeza. Mario Ibarra Catalán, que por ignoradas razones se firma ahora "Paté", ofrece su "Llanero Solitario", enérgica pintura en su temática y ejecución, que merecía mejor suerte en la premiación. Juan Carlos Montes de Oca, de gran imaginación, muestra dos cajas conceptuales con pequeños objetos de desecho colocados sobre paños de algodón gris. Allí, trozos de tijeras, clavos, alambres, artículos de hospital, en breves cubículos proyectan una imagen angustiosa del hombre contemporáneo, negra ironía que su autor maneja con destreza. Montes de Oca participó hace poco en Valparaíso, en una muestra de arte conceptual titulada "Realidad emergente", con el mismo espíritu inquisitivo que logra la atención.
Dentro del conjunto, el único toque de humor pertenece a Cristóbal Voigt, con una escultura-artefacto de madera. Con ella, una brisa fresca penetra a la sala "El Farol". En sección Gráfica, hoy notablemente disminuida, Marta Raposo ofrece una excelente aguatinta en blanco y negro, llamada "Rotta"; y Víctor Maturana, garras serigráficas de gran efecto.
Edwin Rojas muestra dos amplios óleos, de factura descuidada pero con una composición más equilibrada. Esta vez no le sobran los rincones del rectángulo.
En la sala, un enigmático perro negro transitaba entre las esculturas, levantando su pata trasera junto a los bloques de madera de Robinson Barría. Los confundió con un árbol. No se sabe si formaba parte de alguna instalación móvil o era un inesperado visitante que entró bajo las narices del vigilante.
En general, la falta de oficio de los artistas participantes es notoria, a excepción de los escasos nombres mencionados. En el "XIV Concurso de Arte Joven 1992", Lazaro continúa en su tumba; la resurrección no se ha producido.

________________________


La Estrella de Valparaíso 08/08/92

¿Arte joven, joven arte?
Critica de Arte
Por Carlos Lastarria

En el Centro de Extensión de la Universidad de Valparaíso se presenta la decimocuarta versión del Concurso de Arte Joven que, cercano a sus quince años de existencia, atraviesa por un largo letargo inaceptable para lo que se supone arte hecho por jóvenes.

El título de este artículo, tomado al profesor Daniel Santelices de su texto en el catálogo, y algunos de sus conceptos tales como: que no estamos ante jóvenes tendencias, que por ser jóvenes no se les excusa de ser creadores; de apropiación desfachatada y de ausencia de propuestas, se visualizan claramente al recorrer la muestra.
Lo primero que se aprecia es el montaje. Una interesante presentación, pero apretada en un muy limitado espacio. El espectador queda aplastado ante tanta obra con tan poca perspectiva visual. Lo segundo es la imposibilidad de apreciar algunas obras que están a tres metros de altura. Tendría que haber llevado una escala de tijera. Pero eso de las alturas me produce vértigo, además del vértigo que producen las obras, doble problema para el ejercicio de la crítica.
Lo tercero es encontrar calidad y propuestas nuevas que deberían ser connaturales a los jóvenes. Aquí más parece que estamos ante una tercera edad de plástica, amén de una gran falta de audacia, imaginación y dominio técnico.
El premio de honor a Andrés Díaz, una empastada tela, en exceso, con abuso de barnices y con una piel de un gigantesco "guarén", no producen el impacto ecológico que pretende, no saca partido a los negros, ocres y grises, y está lejos de tener la consistencia de un Tapies. Pero se destacan: Edwin Rojas y Mario Ibarra con sus propuestas definidas y su lenguaje claro. Victorio Queirolo con sus temas de bicicletas logra decir algo y tiene dominio de la composición. Mario Sánchez, con sus ocres y figuras autóctonas, al igual que Lorenzo Moya, en el expresionismo abstracto, también son acertados en sus imágenes.
La escultura, como siempre, es escasa. Predominan las maderas y las máquinas o artefactos curiosos, como una de Cris-tóbal Voigt y se destaca Robinson Barría por un recio trabajo de bloques de madera y una acertada unión de metal y madera, domina los volúmenes y ia armonía se conjuga con los elementos utilizados.

La gráfica no está a la altura de otros concursos, se abusa de lo ecológico, de las cosas viejas y los desechos. Al parecer no saben reutilizarlos como para expresar algo bien logrado. Destacan Pablo Valdebenito por su buena técnica; Ximena Somosa, su limpio blanco-gris y simplicidad; Juan Montes de Oca que irónico arma cajas con objetos viejos que transmite un contenido y un mensaje; Alejandra Bendel, Víctor Maturana, Marta Raposo y Pascual Araya en gráfica y grabado muestran oficio que salva la sección gráfica del concurso.
Un concurso más del que no hay mucho que decir. Los artistas jóvenes no tienen mucho que crear y la crítica no tiene más que comentar; sólo esperar que el arte joven sea realmente joven, fresco, dinámico, audaz y hasta romántico. ¿Es esto mucho pedir? Estamos frente a una generación abúlica y en el arte esto se nota.


___________________________



Diario La Estrella de Valparaíso- 07/10/1992

"El arte de pintar es tratar de conocerse todos los días"

"La pintura, como expresión de arte, es un tratar de conocerse todos los días... asombrarse consigo mismo, buscar permanentemente." Es uno de los pensamientos de Mario Ibarra Catalán, 31 años, ganador, categoría "A" del concurso "Pintando a Valparaíso en Septiembre", con el tema "Ascensores porteños".
Tras de su obra galardonada hay una decena de años de trabajo, hecho con constancia y tenacidad. Ha sido la opción de su vida, desde el momento que sintió la necesidad de expresión. Surge, sale de él, un deseo de desarrollarse.
Nacido y criado en el cerro Alegre de Valparaíso. Al despojarse del uniforme al término de su Servicio Militar se acerca al Bellas Artes, pero su paso resulta fugaz. Le pincha el neumático del auto del profesor y lo echan del primer año. Pero, insiste.
No abandona los pinceles, porque vuelve al tiempo y con dos años de estudios, comienza con el grabado, se perfecciona en pintura...
Pintaba todo lo que veía a su alrededor, la vida, la pareja, la familia, el Valparaíso de cerros y callejuelas.
En 1984 experimenta una gran satisfacción: logra premio en el salón Regional de Artes Plásticas. Le estimula para proseguir obteniendo menciones honrosas, una de ellas en el Concurso Nacional de Arte Joven.
Tres años después logra Premio de Honor en el Noveno Concurso Nacional de Arte Joven, con exhibición en el Museo de Arte Moderno en la Universidad de Valparaíso.
Desde entonces busca expresiones figurativas. Sus óleos son en formatos grandes de 2 x 1.80 y las figuras habituales, el hombre, la soledad, la televisión, el hombre animal, la lluvia de perros, el suspiro del ánima.
Tiene a su haber 14 premios, muchas menciones honrosas, tres premios mención honrosa Nacional de Pinturas Color del Sur y mención honrosa de Arte Joven en la Universidad de Valparaíso.
Por ser porteño sube y baja en los ascensores y, por supuesto, los admira. Eso lo estimuló para adjudicarse el primer premio del Concurso "Ascensores porteños" organizado por la Municipalidad de Valparaíso.

____________________________________

1993


Valija Cultural ,El Mercurio de Valparaíso(06/08/93)
Entrevista:Eugenio Rodríguez

Mario Ibarra
"Pintar me produce tormento...y mucha transpiración"
Durante un tiempo —y no por hambre, porque, después de todo no estaba tan mala la cosa— a Mario Ibarra le dio por dibujar una tripa de paté en los muros del cerro Alegre, donde ha vivido siempre. Le daba y le daba por dibujar esos embutidos porque hallaba que Valparaíso era —y dice que lo es todavía— un "hoyo patético" para el desarrollo de las artes. Firmaba esos dibujos como "Paté" y le agregaba, más chiquito: "tico". Hasta que quedó por "Paté", como firma sus telas.
Cuenta que tomó en serio la pintura hace pocos años, pero tan en serio que sólo se dedica a ella y a la compra-venta de antigüedades, las que remienda él mismo para comerciarlas. Hizo el servicio militar "de pura mala pata", pero le sirvió para darse cuenta de que hacía falta encontrar un rumbo porque antes pintaba sólo "por hacer algo". Y entró a una escuela de bellas artes, de donde lo echaron ese mismo año.
Ha ganado 15 premios, destacando el Arte Joven 1987 y, luego, menciones y selecciones en el Salón Regional de Artes Plásticas 1984; Bienal de Valparaíso 1989; El Color del Sur 1992 y Arte Joven 1992 (mención de honor en pintura). Esta vez obtuvo el premio de especialidad en técnicas experimentales, con un enorme trabajo titulado "Video campolindo", en el que la base, es una cuero de vaca, y los aditivos, la estopa que sacó de un sillón viejo, más los dibujos con los que quiso expresar la idea de un Nintendo, ese juego electrónico de hoy.
—¿Qué quiso significar con ello?
—Una alternativa a la pintura, porque en mi caso, la pintura, más que agradarme me produce tormento... Pintar es mucha transpiración. Había que buscar una cosa diferente. Yo pinto mucho y cuando a uno la pintura lo empieza a saturar uno mira para la casa del lado.
—¿Hay también una postura ecológica?
—Claro... Hay un montón de cosas. La idea fue hacer un video, un Nintendo artesanal con un cuero de vaca que tenía un cuñado mío, más la estopa que saqué de un sillón que estaba arreglando... Se me ocurrió la idea de hacer una gran pantalla de campo graneada con 'monos' como los que hace mi sobrino, que se lo pasa jugando con un Nintendo. Esa era la idea. No sé si lo logré o no.
—¿Pensó que podía ganar algún premio con este trabajo?
—No... Para nada, cuando recibí la noticia, me asombré. Y reí también...
—¿Por qué se rió?
—Bueno, yo sé que los jurados son tres personas que deciden... Son tres opiniones. Sé que lo que deciden no es una verdad ni es una mentira. Es la opinión de tres personas, nada más. Me reí... porque...
—¿Porque le creyeron?
—No; porque... Bueno, este trabajo lo hice como una alternativa a la pintura. Era hacer algo diferente. Y si esas tres personas pensaron que era novedoso, aunque yo creo que no era muy novedoso tampoco, me reí...
—¿Qué le parecen los premios del Arte Joven? ¿Están a la altura del certamen?
—Yo creo que no. Uno conversa en Santiago y los pintores jóvenes lo conocen y quieren concursar acá. Por eso creo que los premios son muy chicos; muy poco estímulo. Si se compara con otros, éste es el más pobre. Ahora hay un concurso en Talca donde los premios son mucho mejores que los de acá. (N. de la R.: Mario Ibarra recibió un diploma y el libro sobre Neruda que editó la U. de Valparaíso el año pasado).
—¿Ha habido un cambio en su estilo últimamente?
—Sí... Bueno, en realidad, las motivaciones son las mismas; la temática a lo mejor es la que cambia a veces...
—¿Será por eso que el trabajo suyo en el concurso Iglesias de Valparaíso, en la Galería Municipal, se veía tan diferente a lo quese le conoce?
—Es que mi temática principal es el hombre; el hombre en su espacio mínimo, reducido. El espació propio de Valparaíso. Entonces el paisaje yo lo enfrento diferente; no es lo mismo pintar un paisaje en un rato que hacer algo pensado, que viene siendo madurado desde muy atrás. Es diferente.
—¿Por qué cuando pinta el ser humano se ven esas expresiones de horror; personas dando alaridos y con un colorido contrastante y agresivo?
—Yo siento agrado al pintar los hombres así; o sea, me gustan los personajes que estén como en el top del sufrimiento o de la alegría.
—Pero usted pinta no en el top de la alegría, sino del horror, del espanto. ¿Me equivoco? Porque también aparecen los perritos esos mostrando sus colmillos...
—Claro. Perros volando y cosas así... Bueno, eso es Valparaíso. Yo veo así a Valparaíso. Es que cuando uno baja las escaleras los perros lo salen siguiendo o ladran sobre los techos, cosas que sólo se ven en este puerto.
—Usted dice que goza pintando eso, pero me decfa también que la pintura le produce tensión y sufrimiento.
—Claro; pintar es sufrir, en realidad. O sea, cuando uno pinta,' el momento de agrado es mínimo; es cuando uno deja de actuar' ' y se retira a mirar lo realizado. Pero el momento mismo de lograr lo que uno tiene en la cabeza, más que agrado le produce sufrimiento.
—¿Y generalmente queda satisfecho cuando se retira a mirar lo" pintado?
—No, no, no. Uno nunca queda satisfecho. Después de una segunda vista le podrá agradar. Pero así es el oficio. Yo ya me acostumbré a vivir para pintar solamente.
—¿La pintura le da para vivir?
—No; es muy difícil. Yo a veces vendo pintura, pero para ganarme la vida trabajo en la compraventa de antigüedades. En • febrero vendí seis pinturas, en una pequeña galería de Santiago que me ubicó y llevó trabajos míos. Pero eso no pasa a menudo. Directamente he vendido, pero muy poco.
—Es que su pintura no es como para adornar un living, ¿no?
—No, no; pero hay coleccionistas que compran pintura; gente que tiene tanta plata que no halla qué hacer con ella y compra pintura no sé si por agrado o por inversión, pensando que en el futuro el autor irá a ser grande... Yo he vendido pinturas de dos metros por metro ochenta con 'gallos' sufriendo en una cama y, en colores fuertes...
—¿Qué le pareció el nivel de este Arte Joven?
—A mí en general me gusta el Arte Joven, porque se ven cosas nuevas, jóvenes en realidad. Es entretenido. (Menciona algunos ejemplos).
—¿Cree que se puede ganar el Arte Joven con un trabajo experimental?
—...Sí; yo pienso que todo es posible. En realidad, todo depende de esas tres personas que deciden. Lo que estas personas eliminan a lo mejor otras tres personas las dan ganadoras...
—¿Qué planes tiene a futuro? ¿Alguna beca o algo así?
—-Yo siempre he aspirado... Claro, conseguir una beca, viajar... Es bien complicado. Yo no soy de esas personas que buscan las cosas. A mí las oportunidades que me han dado, me las han ofrecido. Yo no busco entrevistas ni cosas por el estilo.
Soy más bien retenido y tírnido en eso.
—¿Cree que hay un buen nivel en la pintura joven de la zona?
—En Valparaíso se hace pintura y se hace buena pintura. El problema es de oportunidades, porque aquí uno topa techo muy rápido. Es tan chico... Valparaíso no ofrece más oportunidades.
—¿Qué haría si le prohibieran pintar?
—...Me dedicaría a lo que más sé... En realidad, yo pinto porque sé hacerlo... Haría algo relacionado con el arte... Haría muebles. Pero en realidad mi futuro está en la pintura. Yo sé lo que soy.
—¿Le gustaría ser famoso?
—Claro... O sea, más que famoso, me gustaría que mi trabajo fuera reconocido; fuera un arte verdadero, personal... Fama... ¿Qué es la fama? ...Porque hay famas, famitas y famotas...
Eugenio Rodríguez

_________________________________________________________________



RECETAS PROBADAS
Mercurio,Valija Cultural 30/08/93

Ayer fue inaugurada la XV Versión del Concurso de Arte Joven, organizado por la Universidad Valparaíso. Se informó que fueron cerca de 600 las obras recibidas por la comisión organizadora, de las cuales seleccionaron 145. Cantidad sin precedentes, si pensamos que hace cinco años el número de piezas no sobrepasaba las 300.
Este año la selección y designación de premios estuvo centrada en las opiniones de un representante de Santiago el pintor José Balmes más dos artistas y docentes de la región José Balcells, escultor, y Gumaro Fermandois, pintor quienes determinaron nueve menciones honrosas, cuatro premios de especialidad y; el galardón único Premio Universidad de Valparaíso.
La muestra por vez primera y, debido a la gran cantidad de obras seleccionadas, será expuesta en tres recintos culturales cercanos a la Sala "El Farol", conformando un circuito entre la antes nombrada y la galería del Instituto Norteamericano, más las dependencias del Ex Café Vienes, hoy recinto municipal de exposiciones.
No fue precisamente un iniciado en la plástica quien se llevó el Premio de Honor.
Edwin Rojas —pintor de la región— a meses de sobrepasar el límite de "lo joven", obtuvo la distinción con un trabajo de pintura en acrílico que difiere de lo que se le ha conocido hasta ahora. Desaparecen las figuras humanas, para dar paso a lo que el artista define como "una pintura que sale de la cabeza", lo que queda en evidencia en una pieza atitulada, donde no apuesta a mayores atrevimientos en cuanto a lo emocional y se limita a trabajar planos de colores, tierras con algunos toques de informalismo, manifestado en la aplicación de texturas obtenidas sobre la base de arenas.
También de la región son dos artistas que se adjudicaron premios de la especialidad. Mario Ibarra — ex Páté— incursiona en lo experimental congrafitados, al estilo Benmayor sobre la piel de vacuno, enmarcado por una trama de estopa. Por su lado, en gráfica, Claudia Cataldo con su imagen probada de los jabalíes recordemos que con piezas similares ganó premio en el último Salón Regional evidencia una capacidad en el dibujo, donde nos hubiera gustado asistir a nuevas ideas.
De seguro son muchas más las propuestas que la muestra colectiva reúne en estos jóvenes artistas y, si el año recién pasado definíamos el conjunto como "un arte demasiado joven", esta versión 93 da pruebas de que los destacados acertaron con recetas probadas...
María Ester Saldivia Jara

___________________________________________________________

1994





La Estrella de Valparaíso 14/01/94

En sala El Farol:
Muestra de pintores porteños que expondrán en Alemania
•Hasta el viernes 21 de enero se presentará en la sala El Farol de la Universidad de Valparaíso, la muestra "De Valparaíso a Bochum", donde exponen los plásticos porteños Ariel Pererira, Mario Ibarra Catalán y Lautaro Díaz.

La exposición tiene por objeto mostrar el trabajo que estos artistas presentarán en el Museo de Arte Contemporáneo de la ciudad alemana de Bochum a fines de marzo.
Los trabajos estarán en Alemania por tres meses, ya que luego de esta actividad cada uno de los artistas expondrá individualmente en galerías de arte. Si bien aún no se han definido las obras, serán 25 las que mostrará el museo alemán.
La posibilidad de abrir espacio en el Museo de Bochum para artistas surgió de los contactos realizados por Pedro Crovetto, representante de este organismo. A su vez, lo que se pretende es que esta iniciativa abra más espacios de cooperación entre la Universidad de Valparaíso y el Museo de Arte geramano.
Fundado en 1960 sobre los fundamentos de la Galería Municipal Marckoff, existente desde 1945, el Museo de Arte Contemporáneo de la ciudad de Bochum se ha convertido en uno de los más influyentes del mayor estado federal. Posee una completa colección de pintura contemporánea alemana, inglesa, holandesa y europea oriental, además de una de plástica critico-social.
La entidad desde hace tres años presta especial atención al desarrollo de la plástica contemporánea en Latinoamérica. Entre sus más importantes actividades de este tipo se encuentran la exposición de dibujos de Matta 1945-1955, montada en 1988, y la muestra "Surrealismo Latinoamericano", en 1993.
LOS ARTISTAS
Tanto para Ariel Pereira como para Lautaro Díaz este viaje no es más que un regreso a Alemania. El primero estudió allá diseño y comunicación visual, el segundo estuvo varios meses exponiendo en ese país. Algunas de las obras de este último fueron presentadas en Duisburg y en el ex Berlín Occidental, así como también en Canadá, Polonia, España y galerías y salas de nuestro país.
Mario Ibarra, por su parte, es uno de loa artistas con más proyección a nivel nacional.


__________________________________________________________________




Mercurio, Arte y cultura 28/08/94
En Museo de Bochum.-
Exitosa presentación de tres pintores porteños en Alemania
Mario Ibarra, Lautaro Díaz y Ariel Pereira tuvieron buena aceptación entre el público y la crítica. Ahora la muestra se exhibe en la ciudad de Gerthe.
Así lo expresaron en una conferencia de prensa ofrecida en el Centro de Extensión de la Universidad de Valparaíso, Pedro Crovetto, impulsor de la iniciativa, junto a Alejandro Rodríguez Musso, director de Extensión de la UV, y los propios pintores.
Crovetto destacó que Bochum es una ciudad importante de Alemania, con unos 350 mil habitantes y con un museo que no es de los más destacados del país, pero que tiene, ciertamente, un buen nivel y una gran infraestructura. La exposición, dijo Crovetto, tuvo una excelente crítica y una muy buena acogida del público.
TAMBIÉN BUENAS VENTAS
Las ventas también estuvieron buenas. Lautaro Díaz vendió siete cuadros de pequeño formato; ArielPereira un óleo de gran formato, yMario Ibarra (Paté), tres cuadros de gran tamaño, uno de ellos adquirido por el propio Museo de Bochum, lo que es digno de señalarse, dijeron.
Además,a Lautaro Díaz le encargaron la confección de un afiche para el festivalde arte y cultura del próximo año en esa ciudad.
Lautaro Díaz destacó el profesiona- y seriedad con que tomaron los alemanes la muestra. El reside en Barcelona, lo que le facilitó estar presente en la inauguración. Había más de 300 personas, dijo, ávidas de ver las pinturas una vez concluido el acto inaugural. Al respecto se dijo que hay ya un público "cautivo" para estas exposiciones, formado tanto por alemanes como por latinoameri-canos, lo que hay que aprovechar co-mo respeldo para futuros eventos. COLECTIVO ALAGIRA
Crovetto agregó que un poco a raíz de esto ha nacido en Valparaíso un colectivo de cinco artistas que han tomado el nombre de ALAGIRA, "Pintores portugueses de Valparaíso", conformado por Ibarra, Pereira, Roberto Cárdenas, Patricio Bruna y Antonio Guzmán. En conjunto están em-peñados en seguir trabajando sobre otros proyectos en carpeta para los próximos meses.
Pero una de las consecuencias im-portantes de esta experiencia es con-tribuir —se dijo—, por una parte, a proyectar el nombre de Valparaíso en Alemania y, por la otra, incentivar el intercambio entre ciudades alemanas y Valparaíso.
Al respecto se dijo que ya para septiembre del próximo año habrá exposiciones de artistas porteños en la Casa de la Cultura del Mundo de Berlín y en la Casa Goethe de München.
Dentro del mismo marco, en noviembre próximo se presenta en la sala "El Farol" el escultor checo-alemám Jiri Hilmar con una serie de piezas en madera con las cuales se espera habrá de causar la impresión que ha estimulado en Europa con sus obras. Se trata de un artista de gran nivel —dijo Crovetto— y eso lo podrán apreciar los porteños en su oportunidad.
Por otra parte, el mismo artista participará en un trabajo colectivo con artistas de la zona y Santiago para construir una escultura en el Paseo Yugoslavo, sobre un proyecto que se prepara con la debida anticipación.
Una vez que regrese a Chile la exposición, los cuadros serán exhibidos en el Goethe Institut de Santiago. El colectivo, por su parte, expondrá en "El Farol" en enero del próximo año.
Crovetto destacó, finalmente, la receptividad y cooperación de instituciones como la Universidad de Valparaíso, la Municipalidad porteña, la Universidad de Playa Ancha y la empresa TNT World Wide Express, que está haciendo gratuitamente el transporte de las obras hacia y desde Alemania.

__________________________________________________________________




1995


Catalogo "Pintores Portugueses" Temuco 1995
Sala de exposiciones Plaza Aníbal Pinto,
I.Municipalidad de Temuco
Junio 19/ Julio 08 /1995
textos Ramón Castillo /Justo Pastor Mellado

PRESENTACIÓN DE CINCO PINTORES CHILENOS
Los artistas que presento a continuación viven en Valparaíso o en su cercanía. En su mayoría, se formaron inicialmente en escuelas de bellas artes municipales, organizadas de acuerdo al modelo de la academia. Decir academia en Chile, no corresponde a la noción que operan en la enseñanza alemana de artes. Debo señalar que la gran academia chilena de pintura, creada en el siglo XIX, fue dirigida por un artista alemán, Ernesto Kirbach. También lo fue por un italiano, Juan Mochl, finalmente por un español, Alvarez de Sotomayor, que llegaría a ser Director del Museo del Prado. Esto quiere decir que la pintura chilena es efecto de múltiples transferencias de modelos académicos, que ya en sus países de origen estaban completamente permitidos. La academia, como un modelo de enseñanza, aquí, hasta los años 30's de este siglo, fue el efecto de un conocimiento de segunda clase, En este contexto, la enseñanza en provincias persistiría en ese viejo modelo, mientras en la capital. Santiago, se iniciaban las transferencias que permitirían pensar el acceso del arte chileno a la modernidad, o por lo menos, a la modernización de sus referentes. Lo curioso es que en Valparaíso, en el momento en que en Santiago se establece de manera definitiva la plataforma pictórica de la modernidad a fines de los 50's, un artista alemán, Hans Zoika, termina por consolidar los últimos resabios de la academia. Habrá, entre lo que hacen sus discípulos y la actualidad, una ruptura de continuidad que no se compadece ni toma a cargo de manera orgánica las nuevas aceleraciones del arte chileno contemporáneo, sobre todo, desde fines de los años 70's.

Valparaíso es el primer puerto del país. Pero sobre todo, es un complejo simbólico que refiere a un modo de vida habilitado en épocas pretéritas, de gran esplendor arquitectónico, a dominación inglesa, La accidentada fisonomía de la ciudad, que se disemina por cerros y quebradas, da lugar a un tipo de urbanidad único en el país. Único por el mito referencial que ha puesto en marcha, ya que es una ciudad que vive de la explotación de la nostalgia. La dificultad de hacer arte en Valparaíso consiste en luchar contra la nostalgia y contra la carencia de institucionalidad cultural. La única que existe, hace de lo pintoresco una industria, avalada -desgraciadamente- por la representación social de la poesía de Pablo Neruda, convertida para estos efectos en ideología oficial de la nostalgia. No hay turista que se precie, que no desee visitar la casa-museo del poeta.
El verbo se ha hecho relamido para captar a Valparaíso, aunque en las expresiones más conocidas y divulgadas de la música popular, reproduciendo las fuentes de una sentimentalidad que vive de la queja y del lamento de una sociedad que, probablemente, el último en recoger, con todas las dificultades formales del caso, fuera Jorls Ivens, en su obra "A Valparaíso' (1962).
Los artistas Patricio Bruna, Roberto Cárdenas, Antonio Guzmán, Mario barra(Paté) y Ariel Pereira, se han concentrado para combatir el provincianismo y la nostalgia. Esto quiere decir, asumir combativamente la lucha contra la fatalidad retardataria de la transferencia artística en la provincia y la operación massmediática que convierte la precariedad de vida en una imagen postal del "bob sauvage". Si hay algo que reivindicar en estos lugares es la fortaleza de la resistencia a estas formas de alienación y segregación cultural, por parte de los poderes públicos. La pintura, en este contexto, adquiere el valor de una resistencia ética y estética. Por eso, las obras de estos pintores plantean con vigor y con rigor, todo el vigor y el rigor que les proporciona el hecho de estar solos.

Estar solos, pero con el ojo atento a las operaciones de reducción de los mass media y de las relaciones públicas. Ello significó tomar conciencia de un tipo de regionalismo crítico que los distanciaría considerablemente de la pintura de revistas, subordinadas al consumo literal de la transvarguardia italiana, la pintura salvaje alemana y el neoexpresionlsmo estadounidense. Ser regionalista, en este sentido, es utilizar lenguajes internacionales, y aplicarlos a problemáticas locales. Y una de las problemáticas locales de fines de los años 80's consistía, en el traslado mecánico de los referentes pictóricos dominantes en la escena internacional.
Las problemáticas pictóricas de Valparaíso configuran, ciertamente, una lucha local al Interior de una lucha local. El localismo santiaguíno, dominado mercantilmente por el neoexpresionismo, margina al localismo porteño y lo obliga a asumir la posición de un "lugar auténtico", fabricado a la medida de sus propios fantasmas. Las luchas porteños de estos pintores están referidas, entonces, a la disolución de una "autenticidad" diseñada por otros.En esta disolución, la localidad porteño supone una articulación con la universalidad como deseo. Esto es lo que sostiene la convergencia programática de un grupo que busca conectarse directamente con los referentes internacionales, sin tener que depender de la trama institucional de Santiago para ello. Como tampoco, tener que depender de la mirada unidireccional de los curadores extranjeros, cuyo trabajo consiste en viajar a nuestros países para confirmar lo que ya saben.

En este sentido, una exposición de artistas chilenos en instituciones museales alemanas debiera ser una plataforma de negociación artística, buscando redefinir nociones de intercambio y revertir la mirada sobre procesos de transferencia que en su lugar de arribo y de recepción son transformados, para dar lugar a otro tipo de obras. En esta presentación, la cuestión del lugar es el punto de convergencia de los trabajos de estos cinco artistas. El lugar tiene que ver con la conquista de una opción de Natal para esta pintura. Valparaíso es un puerto: lugar de arribo y lugar de partida. Lo que siempre está en duda, en esta historia, es la habitabilidad de la pintura chilena. Como he dicho, hay dos artistas alemanes que han tenido que ver con transferencias artísticas, Faltaba nombrar a un tercero, Rugendas, que a comienzos de la vida republicana de este país, recorrió parte del territorio, retratando costumbres campesinas, y sobre todo, a las familias patricias de la nueva república. Este artista corresponde a la leyenda de los "artistas viajeros", para quienes el país de referencia es una país dibujado en un cuaderno de bocetos, que es mantenido casi como un Diario de Viajes por tierras extrañas.

El caso de Kírbach y Zoíca es diferente, porque permanecen, cada cuál en su época, practicando la enseñanza. Aún cuando esa enseñanza estaba desfasada de lo que en cada contexto histórico les tocó vivir. Hay una especie de corrimientos de referentes que jamás calza con las líneas significativas del arte internacional. De alguna manera, estos artistas alemanes vienen a Chile porque en su país de origen no encuentran un lugar, Es decir, por diversas razones que habría que estudiar, son artistas que deben abandonar su Natal para transmitir, "in partibus infidelium", la buena nueva del arte, Pero se trata de un arte académico, cuando ya en su lugar de origen la academia había sido puesta en crisis.

Lo que los artistas chilenos presentados sintomatizan es la ausencia de complejo ante una academia tardía, cuya transmisión, en el momento en que ellos estudian, ya no posee
continuidad. Ellos aprenden con quienes, en algún momento, tuvieron noticias lejanas de esa enseñanza, es decir, aprenden de una "nada" estructurada. Sólo existe el delirio reproductor de enseñantes que repiten fórmulas decaídas, pero que poseen todavía la energía para entregar algunas herramientas. Es desde este descampado que estos pintores recorren la historia de sus referentes, con la celeridad de los náufragos, manipulando los utensilios y vituallas que tienen a bordo. Es lo que se llama "bricolage". Es decir, manipulación artesanal de elementos de origen diverso, en pintura, Es la tradición católica la que atraviesa la pintura de Patricio Bruna, tensionada con los aspectos paganos de las lecturas greco-latinas de la primera escolaridad, combinando la imagen de Venus y María Virgen. Lo que Bruna hace es imponer la relación eclecial- pagana desde la determinación del formato, componiendo retablos que pueden ser convertidos en los tabiques especulares de un burdel.

La sobredosis regulada de su empaste señala una pulsión cromática diseminante, que teje siempre una misma narración; la de una mujer que buscando estar siempre presente, no hace más que evocar su ausencia. En verdad la mujer pintada en esta escena opera como una metáfora del bloqueo de lo visible, por exceso de elocuencia figurativa.

Mario Ibarra es otro pintor, que como Patricio Bruna, reproduce escenas de interiores concentradas hasta la intoxicación, Es sintomático que en algunos de sus cuadros, las sillas pintadas no tengan plataforma para guardar asiento. Son sólo menciones a estructuras que abandonan toda utilidad y sobre las cuales no se puede tomar descanso alguno. Esto hace que sus escenas estén regidas por un suspenso que mantiene a las figuras erguidas y crispadas en un momento límite.

Situando sus escenas en los interiores de la arquitectura de Valparaíso, tanto en Bruna como en Ibarra, no hay "ventanas abiertas al mundo" de la representación nostálgica, Lo que inquieta en ellas es la referencia inconciente a maquetas de una teatralidad mínima y jocosa, que convierte lo hogareño en un carrusel cuya circularidad consume toda su energía.

Antonio Guzmán, Roberto Cárdenas y Ariel Pereira, en cambio, se afanan en describir la desesperanza de los exteriores, a través de dos escenas gráficas: el espectáculo circense, la ríbonsonada paródica y el fantasma de la desfoliación. Estas tres con las ya expuestas por Bruna e Ibarra, dan una medida aproximada del desencanto crítico en pintura, a través de una figuración que rechaza como punto de amarre, la literalidad expresiva del "yo narcísico primario". Se trata más bien, de una operación figurativa de segundo grado, donde el humor erótico y la parodia social articulan un discurso realista y desencantado.

Antonio Guzmán pinta, por ejemplo, en uno de sus cuadros, el torso de un hombre que culmina en un cuello encorbatado. Por arriesgado que sea definir la pintura de un artista por una sola imagen, empleo este caso como paradigma de sus operaciones visuales. En lugar de la cabeza hay solamente una elipse negra. Si en pintura, un grito es siempre un óvalo negro, entonces la mudez del decapitado señala su gran deseo de hablar. Sobre el hombro izquierdo, en un plano retirado, un hombrecillo escondido debajo de una tela que cubre un aparato de fotografía de cajón, apunta hacia un árbol des-foliado. Un árbol remite a una clasificación del conocimiento. En este caso, es una parodia al conocimiento des-foliado, sin numeración secuencial. Esto es, si se quiere, la condición de un chiste burocrático. La cabeza frente a la cámara, para cumplir con la exigencia modernizadora del fichaje policial, es reemplazada por una arborescencia escuálida, recortada contra una montaña, la cual a su vez, recorta el borde de un cielo cubierto de nubes tormentosas.

El árbol des-foliado de Guzmán se conectará con los desfoliadores de Ariel Pereira, un poco más adelante. Así puedo afirmar la ficción que reúne a estos cinco artistas, mediante una foliación que los enumera y una filiación que los remite, uno por uno, al mito de su procedencia. Mito que se instala como punto de partida de sus propias narraciones.

En otras telas, Guzmán convierte a todos sus personajes en muñecos articulados sacados de una caja de juguetes, pero donde, indefectiblemente, jamás llega a estructurar una noción de casa. Esta se presenta, igualmente, como deseo, por la declaración de espacios abiertos, limitados en su horizonte por el recorte de las cordilleras del país natal.

Roberto Cárdenas relata una robinsonada pictórica, apelando a un lenguaje neoexpresionista que repite siempre un número reducido de elementos figurativos: una palmera estrellada, una colína, una casa inclinada, un sol gráfico espiralado, una pirámide, un perro. Estos son emblemas de la pintura italiana reproducida por las revistas internacionales de los 80's, que trabajadas por Cárdenas quedan convertidas en señales de una visión Ingenua de la latinidad. Las cordilleras mínimas de Guzmán proporcionan una entrada suplementaria a las pinturas de Cárdenas, en el sentido que indican la condición de Insularidad de este país: Finis Terrae. Esas cordilleras sintomatizan la noción de un límite lejano, del mismo modo que los marcos de madera tosca de los cuadros de Cárdenas, producen la Imagen de una Isla encerrada. Este cierre comparte con las pinturas de Bruna y de Ibarra la condición de asfixia medida. Aquí, las escenas de exterior con las escenas de Interior se revierte, traspasándose sus Intensidades cromáticas y figurativas, para formar un tipo de convergencia forzada, legítimamente por la soledad y la precariedad institucional del medio en que se inscribe artísticamente.

reivindicación de los parásitos sociales, como los artistas, al interior una concepción utópica, Ariel Pereira regresa al país natal y se Interna tierra adentro para dar la espalda al mar. El dibuja la epopeya del que no desea ser desalojado y se sitúa en los márgenes de los circuitos oficiales, así como Cárdenas acentúa la proporción de los marcos en la relación al terreno pintado, Pereira enfatiza la función de filiación, marcando los contornos de la hierba, hasta configurar una trama escolar de líneas en un espacio indeterminado, Es el momento límite de su trabajo, porque lEn este grupo, Ariel Pereira podría hacer la figura de una anomalía. Habiendo realizado gran parte de sus estudios en Alemania y en posición de una sólida formación gráfica, guarda con estos pintores una complicidad formal que remite a exclusiones similares . Su interpretación directas de las amenazas ecológicas más cercanas a la vida doméstica, mantiene un aspecto paródico en el uso programado de sus títulos. Los insecticidas y desfoliadores hacen referencia a los aparatos institucionales del circuito artístico, que acondicionan un terreno y lo convierten en "tierra libre" de parásitos. Su pintura es, más bien, a través de esta metáfora de las malas hierbas, unao que esconde en la concienzuda manera de rayar, es otro límite de un predio, de un huerto familiar amenazado por el fantasma del terreno baldío. Fantasma que todos comparten y por esa razón, se complicitan al concebir la pintura como un trabajo de urbanización mínima.

En estos meses. Patricio Bruna, Mario Ibarra(Paté), Antonio Guzmán, Roberto Cárdenas y Ariel Pereira preparan una exposición colectiva quese llevará a cabo en una sala de Valparaíso.

Jugando a declinar el apellido de Pereira y vinculándolo con un viejo trabalenguas de la época escolar, estos pintores han tomado una frase para acentar su voluntad de traslado. La frase es la siguiente y corresponde, como digo, a un popular trabalenguas de la infancia: "Pedro Pablo Pérez Pereira Pobre Pintor Portugués Pinta Paisajes Por Poca Plata Para Poder Pasar Por París".

Estos cinco pintores han tomado como grupo, el nombre de ALAGIRA "Pintores Portugueses de Valparaíso". No configuran un movimiento ni sostienen un programa estético común. Lo que comparten es una actitud ética que pone el acento en la valorización de una paciencia; la paciencia de persistir, ajenos a las disputas de los circuitos consagrados mediante marketing y las relaciones públicas. Llamarse a sí mismo "pintores portugueses" es un acto crítico que se apoya en un sentido del humor ácido, que habla de la condición de un lugar.

Justo Pastor Mellado

_____________________________________________________________




Diario El Sur - 30/06/1995

"Pintores Portugueses"
Lo cotidiano visto por ojos diferentes
por Eduardo Henriquez

Rupturistas, divorciados de las escuelas y negados ante cualquier movimiento encasillador, se definen los artistas plásticos de Valparaíso que exponen en la sala de la Plaza Anibal Pinto de Temuco.
Invitados por la municipalidad local, el colectivo de cinco pintores porteños trajo una muestra de sus trabajos, para compartirlos con el público local hasta el día 8 de julio.
Bajo el distintivo "Pintores Portugueses", el grupo presenta una serie de cuadros en formatos generosos, que -como ellos explican- no configuran un movimiento artístico, ni sostienen un programa estético común. Cada uno ofrece lo que desea expresar sin referencias técnicas, ni tendencias Patricio Bruna, Roberto Cárdenas Saavedra, Antonio Guzmán Quintana, Mario Ibarra Catalán (Paté) y Ariel Pereira Peña, integran el colectivo que visita la céntrica sala de exposiciones.
El porqué se denominan "Pintores Portugueses", tiene explicación en su condición "Natal", es decir, lo que ellos describen como una actitud contestataria ante la tradición de escuelas formadas por pintores extranjeros en Chile, que trajeron tendencias obsoletas y que retrazaron la actualización de la pintura chilena con relación al resto del mundo.
TRABALENGUA
Según los pintores hay un trabalenguas que define la experiencia plástica nacional y justifica el
nombre del colectivo. Es "Pedro Pablo Pérez Pereira Pobre Pintor Portugués Pinta Paisajes Por Poca Plata Para Poder Pasar Por París".
Sobre la propuesta que ofrecen al espectador, Bruna comenta: "el público al oír "pintura de Valparaíso" espera ver botes, cerros y casas pintadas, pero nosotros hacemos una pintura que emerge del sentir de cada uno, expresamos un mundo imaginario y lo que resulta de ahí, también es de Valparaíso".
Ibarra, por su parte, cuenta que él pinta sobre el hombre y lo que lo rodea, claro que siempre con un toque de ironía. "Me interesa plasmar la estética, demostrar en forma bien clara escenas de lo cotidiano, pero que aparezcan diferentes... como vistas por un ojo raro", explica.
En fin, son cinco propuestas para apreciar, cinco ideas para pensar, que están aquí o allí, en el centro de Temuco.
_____________________________________________________________



"Pintores Portugueses"Sala El Farol-Enero1995
texto Ramón Castillo

¿CUÁL ES SU GRACIA? ¿MI GRACIA? ... NO. SU NOMBRE!!
Asumir la presentación de los cinco artistas "portugueses" de Valparaíso presentes en esta muestra, es para intentar un diálogo que tiene en cuenta los límites y los riesgos de cualquier lectura sobre arte.
Diálogo que se inicia en la mala o buena costumbre de provincia de saber cual es la ' "Gracia del Otro", es decir, cual es "Su Nom-bre", "Qué oficio ocupa y si su padre tiene fundo". Una vez establecidas algunas respues-tas, por decepcionantes que sean, podemos trasladarlas al territorio plástico desde donde aparecen estos pintores huérfanos de mecenas y naufragados de abundante trabajo e inter-cambios locales. La cultura en provincia es una cuestión de trincheras desde donde se parece evitar los atrasos y las omisiones. Ojos que no ven ... sin embargo, el corazón siente. Una arteria se rompe y busca la salida. La expresión pictórica es la imagen sentimental y autorreferente.
La gracia de este colectivo es armarse de imagen y valor para irse primero a la deriva de Alemania y luego volver a conquistar la capital, pero esta vez se señala a la otra provincia: Chile, se devuelve la mano pera esta vez llena de pintura y arrogancia. Es cuando el curriculum de cada uno se transforma y utiliza para la seducción, se debe demostrar algo y eso es lo que se pone en juicio: el orgullo de seguir pintando a pesar de las historias oficiales sobre arte nacional, tal vez ese sea otro mito que aquí es tratado con insolencia.
La gracia es la pintura, el nombre no importa y de inmediato viene el tiempo de incomodidad en el territorio que Bruna, Cárdenas, Guzmán, Ibarra y Pereira saben aprovechar, sin vergüen-za utilizan el tiempo en contra, a favor, a estribor, ya que la geografía inevitablemente marina contiene distancias que se arman en la costura y la confección de los circuitos santiaguinos y las páginas sociales. Las obras de estos cinco artistas se han construido silen-ciosamente con otra pretensión a la espera del amado: el público.
El segundo mito, se funda en la década de los ochenta y hoy cobra sus deudas en los noventa, cuando justo Pastor Mellado lanza la pelota para el patio trasero de la provincia, coincidió con el síntoma de autonomía e irreverencia de un grupo de artistas que obran por omisión frente a los circuitos artísticos y el márketing. Los ochenta no sólo se calendarizaban en la capital de la mancha y el neoexpresionismo chilensis; en Valparaíso también pasaban cosas.
ESTRATEGIAS PORTEÑAS
Cuando se emigra del campo a la ciudad siempre queda la nostalgia y el temor al olvido, por eso tal vez se simula un exilio o un viaje a la capital, para eludir el temor al regreso, a la vergüenza. Es más fácil regresar ganador que vencido, y aunque sea mentira nadie puede demostrar lo contrario: de Valparaíso a Bochum, y por que no de Nueva York a la Pintana.
La pintura de cada uno de ellos cuida la imagen, por ende la factura, el modo. El apriori expresivo revela una academia donde el rigor y el vigor han ido buscando hacia adentro de la tela "el puerto o la ventana" para no equivocarsé en lo conceptual o lo gratuito, el tema importa, por eso no importa, porque cada pintor muestra obras en las que el mundo personal y el diario de vida se cruzan: "Pinto por que me importa". En cambio allá en la capital la competencia es grande: eso; sirve como argumento a las escuelas, los talleres y las galerías de una provincia, para demorar el movimiento de los artistas, sólo se inventan retaguardias y se llenan las bancas de reservas.
Cuando se raya la cancha en los 90, así como en cualquier otra pretendida generación, los pintores metropolitanos se desgastan en el invento mercurial y el galerista de turno, sin embargo, en provincia la distancia genera posibilidades de lecturas y defectos que son "efectos" de algo borroso y descolorido: en provincia tal vez se miente menos, aunque se pretenda más.
Al agruparse en un taller de pares y verdades plásticas, estos artistas se han permitido la duda y la angustia del "no mercado", mientras dure el anonimato, "hay que aprovechar de ¡untar obras y boletos de micro, horas de vuelo y ferroviario". Por que en provincia lo estrecho va a favor del camino, en el patio trasero de la región, lo que más se anhela es el reconocimiento de otras historias artísticas menos fragmentarias, mientras tanto se adjuntan las obras y las hojas del curriculum a la lista de espera hasta que alguien pueda ... pintar paisajes por poca plata para pagar pasajes para pasear por París.

Ramón Castillo
_________________________________________________________



Catalogo "Cuerpos Eriazos" Antonio Guzmán 1995
Texto La Novela Portuguesa de Antonio Guzmán Justo Pastor Mellado
(fragmento pagina 9)

Entonces, si en el comienzo fue Leonardo, juguemos con la critica: Quanto piu si parlera cóllerpell¡, veste del sentimento, tanto piu s acquisterá sapientia. Siempre es bueno jugar a que existe una lengua madre. Cuando niño, siempre pensé que Cristo hablaba en latín y que uno iba a la iglesia para escuchar en sordina el eco de una lengua originaria. Por eso, he citado esta frase leonardiana en italiano, con el propósito de remitir a una lengua arcaica de lar pintura, que habilite la introducción de la jerigonza en la crítica regional. Cuestión de satisfacer a la crítica porteña en su búsqueda del absoluto verosímil. La pintura de Antonio Guzmán trabaja lo verosímil, pero se retrae de lo absoluto, porque está portuguesamente conciente del peso de lo vestimentario y de lo atmosférico en pintura.

No se puede ser pintor, en Valparaíso, sin estar sometido a la ideología meteorológica del marinero Somerscales. Pues bien: Los Portugueses combaten a la Marina, en pintura. La crítica literal, en cambio, responde con los Cosacos del discurso.

Pequeña historia de Marinas: en los navios de la Royal Navy, siempre hay un acuarelista que toma apuntes de las faenas. En la Pintura Chilena de Valparaíso, siempre hay un marinero costumbrista que toma apuntes de las Faenas Heroicas del Barrio Puerto. La historia del Lebu no mereció estar en ningún apunte. Fue encubierta por la represión discursiva de la gráfica de Lukas, divulgando la filigrana de los cerros. En contra de Lukas, reclamo la pertinencia de las pinturas de Mario Ibarra y Patricio Bruna, viejos colegas de Antonio Guzmán. ¿Cómo no recordar y recomendar el cuadro de Mario Ibarra que pude apreciar en la muestra de este último verano en el Museo de Arte Moderno de Chiloé? Era un cuadro en el que había una figura humana acosada por una jauría de perros para la ropa. ¿No hablé de la pulsión vestimentaria de Antonio Guzmán? Mario Ibarra se ubica en los límites de ese sistema, porque significativamente un corpus de obras que sea reconocido como un Lugar formal específico en el contexto de la producción nacional emergente, sin tener que pasar por las aduanas regionales.
(La Novela portuguesa de Antonio Guzmán, fragmento.)

_________________________________________________________