viernes, 27 de julio de 2007

1998


Diario, La Estrella de Valparaíso - 23/05/98

Concurso "Mi ciudad"
Por ALVARO DONOSO

La Municipalidad de Valparaíso, con el auspicio del diario "La Estrella" organizó en 1990 un original concurso anual de pintura, con una temática específica relacionada con la ciudad. El Primer certamen tuvo como motivo, lógicamente, el puerto. Al año siguiente, las "Escaleras Porteñas". Después, los múltiples ascensores seguido por "Iglesias y Templos". Luego, las "Fachadas de Valparaíso", "Ferias y Mercados", "Valparaíso de Noche", "Valparaíso y su Magia", y este año, "Oficios y Personajes" de la ciudad.
Expuestas las obras en la "Galería Municipal de Arte", esperábamos que este tema obtuviera mayor imaginación en las figuras, pero no fue así. Los pescadores, organilleros, feriantes, se repiten una y otra vez con mayor o menor fortuna, como si los pintores estuvieran en estado de trance. Por la temática exigida, las obras debieron ser necesariamente figurativas, advirtiéndose sin sorpresa la falta de dibujo de la figura humana entre los exponentes, lo que produce una tristeza incurable.
La mayoría de los autores son egresados de las Escuelas de Bellas Artes de Valparaíso y Viña del Mar además de la Facultad de Arte playanchina, y no dominan en absoluto la estructura interna del cuerpo humano, como si fuera un río inmóvil que no avanza jamás. El buen dibujo es fundamental para un estudiante de arte, lo que a estos establecimientos no les importa.
Ahora se inscribieron 158 artistas. Los concursantes definitivos fueron solo 130, de los cuales llegaron a la recta final 63. El jurado pudo apretar más las clavijas, pues más vale poco y bueno, que mucho y mediocre.
El Primer Premio lo obtuvo el porteño Mario Ibarra, quien por desconocida razón se firma "Paté", quizás algún trauma subconsciente de su infancia que no ha superado. Ibarra, violento, desenfadado, irónico, ganó ya el concurso "Los Ascensores" en 1992. Hoy lo hace nuevamente, pero esta vez con un autorretrato: el pintor ante su caballete frente a la Piedra Feliz, donde se ahoga una bañista. El tradicional perro porteño que siempre acompaña a Mario Ibarra se dispone a orinar su atril. Quizás por este hecho el artista llora con gruesas lágrimas. Este llanto cesó milagrosamente al recibir Ibarra los $ 400.000.— correspondientes a su premio. El es quien muestra mayor imagi-nación y capacidad para reírse de sí mismo.
El segundo lugar lo gana Orielle Bernal, perdida en formulismos litúrgicos que el espectador no comprende. También, por pura distracción del destino. Alian Caroll recibe una mención de honor por su hermética obra con tantos signos y grafismos que parece hablar en esperanto. Edith Sánchez, víctima fatal de las trampas caritativas de la nostalgia, recibe otra de las menciones con un vendedor de helados frente a los cerros de Valparaíso. Pero, ay, ha caído también en la emboscada pro-puesta por el concurso para probar el deficiente dibujo de la figura humana de los artistas presentes.
La siguen con las menciones de honor. Cristóbal Orellana y Esther Allende, ambos con vendedores de pescado; y Patricia Segura, con un colorido prostíbulo porteño, lugar que jamás ha frecuentado la dulce Patricia.
El tema "Oficios y Personajes" de es-te certamen exige con toda intención de los organizadores, el buen tratamiento de un dibujo figurativo. Alguna vez los artistas debían afrontar un evento que los obligara a dibujar bien. Ahora se observan los lamentables resultados de la carencia del estudio de una estructura anatómica entes participantes, que no han podido refugiarse en la abstracción.


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El Mercurio de Valparaíso,31/05/९८

Mario Ibarra, Paté:
"Haciendo el servicio militar supe que iba a ser pintor"
FICHA PERSONAL
Mario Ibarra Catalán, Paté, tiene 37 años y es porteño. Como pintor es bastante conocido en la zona y ha ganado varios concursos a nivel local. El último título que obtuvo fue en la más reciente versión del concurso "Mi ciudad", de Valparaíso. Se licenció en Arte en la Universidad de Playa Ancha de Ciencias de fa Educación, donde actualmente hace clases. Tiene tres hijos, Abraham (12), Vicente (4) y Valentina (1). Y dos perros, Pinto y Dibuja.

-Tú fuiste el que rayó el cerro Alegre hace unos años con la palabra Paté.
"Eso nació por una conversación en la universidad relativa al paté y la canoa. Se trataba de hacer un chiste en las murallas en medio de tanto rayado político".
-¿Y cuál era el objeto?
"Era como los perros que orinan el lugar donde viven para marcar el territorio, algo así".
-Después de eso te convertiste en Paté.
"Yo llevaba un tiempo pintando, fue parte de eso... ahí empecé a fir-mar como Paté mis cuadros".
-¿Y cómo iniciaste tu carreta como pintor?
"Yo salí del colegio y me tocó hacer el Servicio Militar Obligatorio. Ahí todos hacían algo. Yo quería estudiar pintura, pero no sabía, supe ahí. Haciendo el servicio militar supe que iba a ser pintor, porque no iba a ser como los de ahí... yo era del otro lado, así que al final dije, voy a ser pintor. Buscaba algo que no tuviera orden ni mando, y esta carrera tenía esa libertad".
-Fue como una rebelión.
"Uno nació a la vida con los militares. Tenía 9 años cuando fue el golpe y ahora tengo 37. En ese periodo también fue que empecé a pin-tar, a buscar mi imagen y a reírme de las cosas. Yo pinto chistes, por-que lo que hago son imágenes que me sirven para conversar"
-¿Y después del servicio qué?
"De ahí estuve en escuelas de bellas artes hasta que estudié en la universidad, licenciándome en Arte en la de Playa Ancha".
-¿Qué te hizo convertir tu trabajo en un chiste?
"Fue por buscarle el lado gracioso a las cosas, como el chileno, que se muere alguien y al tiro le sacan un chiste. Eso hago yo".
-¿Se trata de chistes bien coloridos, en todo caso?
"Es que si no fueran con harto color y con mucho fundamento plástico serían... Yo pinto, soy pintor, me meto en la pintura, conozco, yo mando ahí. Entonces cuento un chiste bien contado".
-Pero no siempre es gracioso el chiste, como el autorretrato con que ganaste el concurso "Mi ciudad", con el pintor pobre que llora.
"Ese es el chiste. El concurso era de personajes y oficios de Valparaíso. Entonces me vi al espejo y me pinté. Me reí de mí mismo, ¿cachai? Yo, pintando en Las Torpederas, con excremento a mi lado, con moscas, con unos tubos de óleo Winston Newton, con pinceles alemanes, con un perro sin piel, con una mujer atrás. Es un chiste, como el del Dalí picante".
-¿Tus chistes, en general, siguen alguna temática específica?
"Son mi vida, lo que me rodea. Yo funciono como participando de esto.
-El punto de partida de tus obras es la experiencia personal.
"Inevitablemente estoy metido en el medio, pintando para mí también. Pero todo es metafórico para el hueveo. O sea, entretenido".
-Poner todo como chiste tiene algún otro significado, una iro-nía me imagino.
"El chiste es la ironía. Yo pinto chistes, historietas gigantes".
-Tú eres porteño, pero ahora estás en el sur, ¿por qué?
"Porque Valparaíso apesta también. Valparaíso la postal, alabado por Lukas, por Neruda. Yo estoy al otro lado. Soy el artista que vive dentro, que conoce el terreno por dentro. Es pintoresco, es bonito, pe-ro apesta también. Hay que estar en otros lados también. Ahora vivo en Ercilla, un pueblo de la Novena Región".
-¿Y qué vas a pintar ahí?
"Voy a pintar una mapuche de 15 años con tanga. Y otras de 20 años, que se fueron a Santiago a trabajar y llegaron sin ropa. La idea es buscar el chiste en todos lados, pero también hacer una crítica social, para que se den cuenta de ciertas cosas".
David Carrillo
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